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¿Libertad de prensa?



Como mucho de vosotros sabréis estos días pasados fueron detenidos en su domicilio dos fotoperiodistas, Raúl Capín y Adolfo Luján, que frecuentemente están presentes en manifestaciones, protestas y reivindicaciones (*), informando y fotografiando todo lo posible sobre todo aquello que no podemos ver en los medios convencionales.

No es el tema central aquí, aunque compartimos el apoyo que han recibido, de reivindicar el papel de valientes periodistas como estos. Nos sumamos a los manifiestos publicados (por ej. ** y ***), pero queremos mirar y centrarnos esta vez en los que mal ejercen su profesión. Esos que ayudan con sus mentiras y visión sesgada a hacer pensar a los que están dormidos a seguir estando aborragados, justificando además como necesarias las violentas actuaciones policiales (aunque sea dejando a una persona sin techo o pegando a un manifestante que protesta por la barbarie y el expolio en que estamos sumidos en este país – claro, de esto último no están informados).

Nunca me dejo de sorprender, dependiendo del perfil de la persona con la que hablas, tan cuan fácil es distinguir a los engañados y de los que no se van a enterar de qué va toda esta película, o mejor dicho, de su clara intención de no querer enterarse queriendo culpar a aquellos que más les conviene de acuerdo a su ideología o partitología, podríamos decir…y a esto le llaman libertad de expresión o de pensamiento. Yo es que lo siento mucho, pero no es admisible defender la mentira en nombre de la libertad de expresión, ni tampoco la defensa de valores antidemocráticos en nombre de la libertad de pensamiento y de la democracia. Es que es incompatible. Sin embargo, son capaces de mezclar ambas cosas sin cortocircuitar y sin que les arda la cabeza. Tal vez lo vean legítimo, no sé, o tal vez esa sea la naturaleza del ser humano cuando su pan depende de ello. Tal vez habrá que entender que valoran más ser prácticos que ser libres y habrá que admitir que eso también es válido, aunque sea a costa de crear una sociedad dictatorial, oligárquica, jerárquica, de chupaculos y servidores, en vez de una sociedad de personas que honradamente se ganen la vida haciendo su trabajo lo mejor posible. Esto último se llama meritocracia que en este país no ha existido en décadas, y lo peor, que el merecer se confunde con la desagradable experiencia de haber lamido por costumbre la bandera de Japón para escalar en la trayectoria profesional y social.

Y dicho todo esto, hagamos el antihomenaje a un antiperiodista por todos los méritos ganados y por su malhacer, pero que por su afinidad con los que están destrozando este país le son otorgados premios (****), tiene prestigio y se permite el lujo de faltar al principio de veracidad que debe seguir su profesión, creando la realidad al antojo y medida que le impone su “familia”. El homenajeado de hoy se llama Carlos Hidalgo y dejamos aquí una de sus perlas que tienen mucha relación para justificar ante la opinión pública detenciones como las de Raúl y Adolfo. Pongan especial atención en como le contesta un compañero xlaburu, que le suelta unas cuantas verdades sobre la profesión.


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