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Reflexión 15M 3.0




Este domingo se cumple el 2º aniversario del movimiento del 15 de mayo. Como pasa el tiempo. Estos dos años han sido sobre todo una etapa de reflexión para mí. Supongo que también para muchos. Aunque por desgracia, para muchos otros, estos últimos años también han sido testigos de muchas desgracias, siendo una buena cantidad de personas víctimas de la barbarie y sinrazón actual. Confieso que antes del movimiento y antes de todos los problemas que han ido en aumento cada día nunca tuve realmente una conciencia política “responsable”, si es que lo puedo calificar así. Así que a lo largo de este período he ido tomando conciencia de su importancia y la he ido desarrollando. Así que llegada esta fecha, aprovecho para hacer un alto en el camino para recapitular mis nuevas ideas de base y compartirlas con vosotros (sin que con ello, por supuesto, pretenda sentar dogma o sin que piense que no puedan ser modificadas o enriquecidas).










A modo de resumen, podría resumir en una sola palabra cual es el problema principal eterno de la política de este mundo. Esa palabra es PODER. Poder en todas sus formas y colores; poder económico, poder financiero, poder político y cualquier manera en que se pueda ejercer, disfrazado y envuelto hoy en día con nuestra connivencia tras las bonitas palabras de libertad y democracia. Y es que el poder siempre ha existido con la conformidad de las masas, que ha medida que se han ido revelando contra el mismo, éste ha ido mutándose y transformándose para poder seguir ejerciéndose con la nueva conformidad de las mismas. Primero empezaron los dictadores divinos, los dioses que venían predestinados a mandar con forma de hombre, que tras destaparse la patraña por ser mortales y poder ser eliminados por otros fueron perdiendo fuelle. Así que hubo que buscar algo más creíble, de forma que nació un nuevo poder basado en el imaginario popular, ese que ponía a un máximo representante de Dios sobre la tierra y daba el visto bueno a los gobernantes mortales. Maestro en amansar y apaciguar al rebaño ante su dolor (“ten fe y tu sufrimiento será recompensado”, “las llamas purificarán tu alma y serás acogido por Dios”). Este segundo poder sigue vigente hoy en día como sabemos. 

Pero poco a poco como la nobleza también empezó a dejar de colar llegaron los listos capitalistas y se sumaron al carro, y haciéndose pasar por representantes del pueblo se fueron haciendo también con el poder, siendo los primeros costureros de la falsa democracia actual. Después de eso llegaron los dictadores surgidos del pueblo a través de revoluciones, guerras o elecciones democráticas, con las múltiples y distintas variantes o combinaciones entre nobleza, oligarquía financiera y eclesiástica… hasta llegar al sistema “democrático” de hoy en día en el que la forma que tenemos de ser gobernados es por partidos políticos que se supone “representan” el abanico ideológico de nuestra sociedad, que por otra parte es heredero y ha sido creado por todos los poderes antes mencionados, que siguen teniendo cabida en el mismo. Y es que la mayoría de nosotros de abajo se sigue casando con alguno de esos de arriba. “Juego de Tronos” no es más que una metáfora de lo que supone que es el juego del poder en general. Las convulsiones o las crisis de poder siempre intentan ser aprovechadas por otros que se suponen más cercanos a la masa para hacerse con su cuota, mientras que todos los que estamos en la masa social no somos más que meros peones en pro de que venzan unos u otros, normalmente el que más nos conviene, aunque en realidad no pintamos nada. Los partidos políticos no son más que un elemento más en este juego de poder de la élite. Es posible que tengan su cuota de poder (momentánea o sesgada), o pueden más bien elegir ser unos privilegiados sin tanto poder si comulgan con los otros poderes, basando su ficticio poder en el talento para la hipnosis y la persuasión de la masa (¡pero si están todo el día peleándose!, dirán algunos…pues en eso consiste, en que creamos que somos libres por poder elegir a unos u a otros, cuando en realidad de eso es de lo que se trata nuestra ficticia libertad). 

Así que para mi gusto, el sistema de partidos políticos está obsoleto. Es un bulo, es un engaño, como todos las formas anteriores de poder. Y lo digo así porque veo como muchos juegan aún a ver quién puede ser el que nos saque de la quema, de la ruina o de la desgracia. Y éstos no se dan cuenta que en el juego de poder (o sistema) en el que estamos no hay forma posible de escapatoria a la servidumbre. Nunca ha dejado de ser un sistema jerárquico. Así que no puede ser un partido político o un líder el que nos saque de ésta. ¿Por qué? Porque un líder necesita apoyos, compromisos, acuerdos, publicidad,…DINERO y al final, de una forma u otra nos vende y nos deja en la estacada. Por el contrario, si trabaja para la masa, todos los demás poderes se le echarán encima y terminará boicoteado. Así que la única forma de gobierno posible es que no haya gobierno, por lo menos tal y como lo conocemos hoy en día.

¿Cuál es el sistema ideal? Sin falta de humildad, yo por lo menos lo tengo clarísimo. Habría que empezar por la creación de unas nuevas reglas del juego, inviolables e inmodificables, que están echas por y para el servicio a la masa (tal vez sea un término vulgar, pero es el que me parece más adecuado para abarcar a la gran mayoría de personas que componemos este mundo, y que tal vez sea el único que deja fuera a cualquier tipo de persona que forme parte de la oligarquía financiera, política o religiosa – curiosamente en el momento de existir unas nuevas reglas que nos tenga en cuenta a todos por igual para gobernar, éstos también pasarían a formar parte de la masa).

Y dentro de esta nueva carta magna eliminaría lo que son los partidos políticos como representantes del poder popular. En vez de ello, establecería una estructura de gestores públicos que se ganen su puesto por méritos propios, con capacidad para coordinar y ejecutar la soberanía popular, pero nunca con capacidad de tomar decisiones propias. A cada problema, bien explicado y expuesto, se debe pedir una solución entre todas las posibles a la ciudadanía. Nada de un partido de un color u otro tomando todas las decisiones a su antojo. No, no más, por favor. Cada problema siempre tendrá, más fácil o más compleja, una mejor solución, que no tiene que ser siempre del mismo color. Esa es la única manera de formar una sociedad multicolor, o mejor dicho, una sociedad que no sea comunista, fascista, de derechas, de izquierdas, o al fin y al cabo, de ninguna de esas maneras que el poder se ha inventado para embaucarnos e imponerse. Y todo esto aderezado con los mecanismos necesarios, tanto de transparencia como de control, para que las funciones de responsabilidad en el gobierno no puedan ser ejercidas de otra manera que no pueda ser la correcta. Fallo del gobierno, fallo de todos. También así, todo lo realizado tendrá su continuidad, siguiendo la sociedad una evolución natural. Nada de elegir personas o representantes. Solo elegir los caminos a seguir.

Si alguien no entiende este sistema, solo tiene que mirar como funciona una comunidad de vecinos. Una reunión. El presidente y los miembros de la comunidad exponen los problemas. Todos las escuchan. Se proponen soluciones y se votan entre todos. El presidente ejecuta. Los problemas del bloque son de todos. De puertas para adentro, en su propia casa, cada vecino tiene su propia responsabilidad. El bloque es la metáfora de los mínimos que debe tener cada persona. Es decir, hay una estructura que debe sostener y que a su vez le sostiene. La metáfora de la casa propia se refiere a los derechos y deberes propios de cada persona para consigo misma. Y vale la metáfora, porque en ella todos pueden decidir sobre algo mínimo que les pertenece (la estructura que les sostiene y su propia casa).

Por otra parte, hay un dicho que se cumple en casi todas las facetas de la vida menos en una; “La libertad termina donde comienza la libertad de los demás”. Sin embargo, curioso, esto que se supone se aplica en todos los ámbitos de la vida parece incomprensible para muchos en el ámbito económico. Borregos que somos, todos queremos ser libres para ganar el máximo posible, sin darnos cuenta que en realidad favorecemos que puedan existir unos pocos que realmente pueden aglutinar el suficiente poder a través de sus cuentas bancarias que pueden provocar la ruina de la mayor parte de nosotros. Y vuelvo a lo mismo, no es una cuestión de dinero, es una cuestión de poder. A partir de ciertas cifras, da igual un cero más o un cero menos. Con ciertas cantidades hay muchos que juegan a ser dioses y pueden chantajear a países enteros. Así que al final hemos terminado teniendo en vez de a esos que eran dioses por gracia divina, a estos otros que son dioses terrenales con la legitimidad de la ley y la burocracia, y que al igual que los anteriores, están totalmente asimilados por nuestra lógica. Avanza la lógica y el sentido común, también avanza la forma que tiene el poder de adaptarse a ella. Así que los que tienen el poder vuelven a ser inviolables e invencibles. 

Por tanto, aunque no les guste a muchos, hace falta poner límites a la libertad económica. Esto escandaliza mucho a los de “derechas”. Pero intentaré hacer una reflexión para que entiendan esta postura. En su momento, el comunismo fracasó. O por lo menos eso se cuenta. Pero que yo sepa no se aplicó el comunismo, sino que llegó un tío y dijo “todo para mí y lo que sobre que se reparta por igual”. Y basándose en esto y en que la gestión pública solo sirve para que los políticos se hagan con lo que no es suyo, prefieren un sistema capitalista, en que cada persona gane por méritos propios lo que le corresponde. Esto suena bien pero….a mí que me respondan a esta pregunta, ¿acaso es muy diferente lo que le pasa a este capitalismo salvaje actual con el comunismo de antaño? ¿No está pasando ahora lo mismo? Yo ahora diría que el tío Sam ha dicho “todo para mí, y lo que sobre que se peleen entre ellos, así no vendrán a por mí”. Sin embargo, el capitalismo es el capitalismo, pero está mal aplicado, pero en su día lo que falló fue el comunismo por su propio peso. Y así, mientras nos peleamos entre nosotros, nuestros distintos sentidos comunes aceptan que el que lo tiene todo a favor lo pueda ganar todo, porque queremos suponer que se lo gana legítimamente cada día, cuando en realidad la legalidad está hecha a su medida y le permite ganar dinero de forma ilegítima, arruinando la economía “real” cuando se lo propone. Cambia en sus formas, pero no deja de ser una dictadura muy distinta, donde hay unos tiranos que se ven legitimados para modificar la realidad a su antojo por el mero hecho de tener la pasta.
Básicamente, hoy en día yo resumiría que lo que se está haciendo en Europa es el blanqueo de dólares americanos sin ningún valor fabricados a troche y moche, por euros sudados por el trabajo de los ciudadanos de todo el sur de Europa. Así que, ¿Capitalismo? ¿Comunismo? ¿Socialismo? Pues mire usted, ninguna....hasta ahora todos han demostrado ser corruptibles.

Así que al igual que ocurre con los derechos civiles, si la libertad económica consigue que los derechos fundamentales de cualquier persona puedan ser violados, hay que poner límites a la misma, tanto por arriba, como por abajo, siendo estos límites incompatibles con la especulación y con cualquier economía que vaya más allá de lo que llamamos economía real. No hay ninguna persona en este mundo que por una hora de trabajo pueda ganar lo mismo que otra en todo un año. Nadie vale tanto. Y nadie vale tan poco si hacemos la comparación a la inversa. Debe haber un mínimo que permita los mínimos de una vida digna, que por otra parte sea lo justo, para que impida el apalancamiento e incentive la actividad. Y de la misma manera, debe haber un tope máximo. Nadie puede decir con esto que no se premia el esfuerzo o la mayor actividad, pero sí desincentivaría los proyectos megalómanos en el que se pierdan la dignidad de muchas vidas.

Asimismo, relacionado con lo anterior, por desgracia, no es algo que se pueda cambiar de golpe, pero la tendencia debe de ser la incentivación de empresas en forma de cooperativa y la eliminación de empresas donde hay dueños y accionistas por un lado y trabajadores por otro. De esta forma todo trabajador debe ser igualmente empresario, de forma que tome parte y vote en todas las decisiones de la empresa que tengan que ver con su empleo. Con esto se evitarían situaciones de despidos masivos que a día de hoy son de lo más normal cuando una empresa obtiene menores beneficios de un ejercicio con respecto a otro. Si en lugar de ser una empresa con accionistas, esta empresa está formada en cooperativa, los trabajadores podrán tomar medidas o no para mejorar el siguiente ejercicio, pero no por ello van a desprenderse de su puesto de trabajo. E incluso, si hay pérdidas, tampoco se despedirán, sino solidariamente decidirían en democracia bajarse todo el sueldo y probablemente ellos mismos aumentar su jornada laboral en pro de su recuperación. La prioridad sería siempre la amortización y la adaptación, algo lógico y humano, pero no los beneficios. Respecto a este tema, me acuerdo siempre del discurso que da el anarcocapitalista Huerta de Soto en sus clases. Él dice algo así que como para que haya inversión hace falta que haya ricos. Y esto es así porque los ricos tienen excedentes y estos invierten su sobrante en la creación de riqueza, generando empleo. Me hace gracia la seguridad con la que este hombre cree en la buena fe de los empresarios. Porque puede que los haya honrados, pero ya sabemos de la naturaleza de la avaricia humana y lo que pasa cuando no se obtienen los beneficios deseados (sin que esto sea en perjuicio de que no se obtengan). A la cantidad que se invierte él lo llama “vara” y considera imprescindible que la sostenga una sola persona, porque si se reparte entre los trabajadores ésta se gasta y se pierde en la nada. Sin embargo, yo me pregunto, “bueno, ¿y si esta vara que se reparte entre muchos se invierte entre todos los que la han recibido?” Pues esto daría lugar a una cooperativa, que tendría como prioridad el mantenimiento de los puestos de trabajo por encima de los beneficios. 

Estas son por lo menos, en líneas generales, mis reflexiones tras estos dos años. No está mal, creo yo, tras conformarme con que ganara un partido X, o que votara a un determinado partido para que no ganara otro…y punto. Así que en agradecimiento por ello este domingo volveré a tomar la calle para celebrar que tengo la esperanza de un futuro de cambio real. Porque espero y deseo, aunque no lo pueda ver en vida, que algún día el hombre con su inteligencia sea capaz de crear y aceptar un sistema en el que no pueda ni deba existir ningún sistema de poder que someta unos hombres a otros, haciéndose realidad una sociedad de verdadera libertad y democracia. Qué maltrechas y llenas de jirones están las pobres. 

Tsabu

Ahora, tú decides!




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